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La amenaza constante

Puede que no sea el único país del mundo con ese problema, pero igualmente se hace preocupante a todo nivel la permanente amenaza de ser víctima de la delincuencia, con todos sus grados de violencia y secuelas. Se me hace difícil examinar las razones de la ola delictual, pero no cabe duda alguna que es un fenómeno que ha ido creciendo y desarrollándose en el tiempo en mi infancia solamente ciertas rejas protegían nuestras casas y eran en su mayoría discretas y , porqué no decirlo, prácticamente inexistentes en muchos hogares, la razón era una solamente, eran innecesarias, gran parte de mi niñez, adolescencia y adultez la viví de ese modo, confiado, seguro sin miedo, todas nustras inquietuds iban por otro lado no por el temor de ser víctima de un acto delictual, eso constituía, si llegaba a suceder en un hito sorprendente e inédito, algo absolutamente fuera de lo común.

Poco a poco las rejas fueron aumentando, en número y en calidad, los antejardines desaparecieron las rejas los cubrieron llenas de puntas y candados diversos, los timbres de antaño dieron paso a los porteros electrónicos y las rejas y muros fueron reforzados con las alarmas y hace poco hace irrupción los cercos electrificados. Parece una película de terror una obra de ficción , pero lamentablemente es la realidad cruda y palpable.Hoy no es extraño encontrarse con medidas de seguridad casi extrema en nuestros barrios con guardias privados además de todas las otras precauciones.

 Combatir el avance de la delincuencia no parece tarea fácil, ciertamente no lo es, el individuo delincuente es un ser social, tiene familia y vive en un entorno que lo ampara y que por lo habitual conoce de sus ilegales actividades y las acepta, pasan a ser una cierta manera de cómplices y encubridores de su accionar y, constituyen por lo tanto una red que abarca unos cuantos individuos, por lo tanto, la llorosa mujer o el atribulado padre o pariente que lamenta muy acongojado la detención de familiar delincuente, miente en su aflicción y en su tristeza, porque sabía perfectamente a que se dedicaba la persona detenida. Alegar deconocimiento no es solo mentir sino una hipocrecía enorme.

Detrás de toda actividad delictiva hay una red, la cercana o familiar de la que nor referíamos, la asociativa que constituye las bandas que integran más de algun individuo solo y los reducidores e instigadores que tienen la labor de adquirir, comercializar los objetos sustraídos o las especies encargadas.Es cosa de ir sumando y a partir de un delincuente individual llegamos a un número no despreciable de personas que es parte de la cadena.

Detenerlo y juzgarlo son parte del sistema, pero la cadena actúa amedrentando a las víctimas y sus entornos para que desista de continuar con el proceso, una situación sórdida pero real ue lamentablemente se realiza en forma oculta y sin pruebas pero que ocurre no cabe duda alguna, la justicia(por llamarla de algún modo) actúa sobre hechos y no presunciones y basada en estos factores de la permanente leguleyada que trae cero aporte social , sirve de apoyo a estos grupos crecientes de antisociales , tantos los ejecutores como a toda la red de apoyo descrita.

El individuo recto es respetuoso de la ley , dicierne y conoce por lo general los límites del bien y del mal , pero desconoce la letra de la ley y esa es su grave desventaja , no sabe defenderse adecuadamente frente a esa letra mal redactada e insuficiente y comete un sin fin de errores que por lo habitual se vuelven en su contra.(no han sido pocas las veces que las víctimas pasan a victimarios). Los jueces pertenecen a un tema aparte en esta situación, por lo general un profesional que es negligente en cualquiera de sus ámbitos es destituído y a veces juzgado , pero ¿quien juzga a un juez? Otros jueces por lo general, pares miembros de la misma cofradía

Difícil tema, múltiple aristas para seguir comentando...hasta pronto

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